Afirman que la educación sexual comienza desde el nacimiento

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Los expertos coinciden en que a los padres les cuesta hablar de sexo con los más chicos.

Como nunca, la sexualidad está expuesta por todos lados, a cualquier hora, en los formatos más variados. Sin embargo, y paradójicamente, a los padres del siglo XXI les sigue costando horrores hablar de sexo con sus propios hijos, sobre todo con los más chicos. Nada se dice de tener relaciones sexuales por placer, o que a las chicas les puedan gustar otras chicas. Se insiste con los nombres de fantasía ( chichi, pilila …). Y las charlas se limitan a las semillitas que están en esas panzas que crecen. Pero si al nene se le ocurre preguntar cómo entró la semillita ahí los padres cambian de tema espantados. Los especialistas aseguran que la educación sexual comienza desde el nacimiento, ya que es un proceso de construcción de conocimientos.

“A los adultos nos cuesta hablar de sexualidad porque increíblemente todavía sigue siendo un tema tabú. Digo increíblemente porque se pueden sancionar leyes, hacer programas educativos, editar libros pero, puertas adentro, a la familia le sigue costando hablar del tema. La noción de pecado está instaladísima en todos nosotros, incluso más allá de las religiones. Por eso es un lugar tranquilo hablar de sexualidad en términos de procreación, embarazo y nacimiento. Ahí podemos poner como ejemplo a los animales o hablar metafóricamente de semillas como si fuéramos plantas. Pero avanzar sobre el amor, sobre el placer, sobre que una persona puede sentirse atraída por otra del mismo sexo… eso ya es meterse en un terreno pantanoso, donde nosotros como padres somos sujetos sexuales, con deseos y también prejuicios”, dice Cecilia Blanco, periodista, editora, escritora y autora de “¿Qué es esto?”, un libro que explica la sexualidad a los chicos sin vueltas, sin recurrir a remanidos eufemismos. Se habla de pene, vulva, menstruación, eyaculación, orgasmos, preservativos, VIH, gays, lesbianas. Y no sólo cuenta con palabras e imágenes de qué se trata la sexualidad real, sino que también derriba mitos, como el clásico de la cigüeña de París, que masturbarse hace mal: lo hace bajo el título de “¡Qué tontería!”. ”Creo que derribar mitos es parte del cambio que necesitamos adultos y niños para vivir más felices la sexualidad”, opina Blanco.

“El primer lugar en donde surgen preguntas sobre la sexualidad es en la familia. Los niños, desde que empiezan a hablar, preguntan sobre sus genitales, se tocan, miran y quieren saber cómo se hace un bebé. Sólo hay que estar atentos a estas preguntas, ya que son una excelente oportunidad para transmitir información sencilla y clara, nombrando a los genitales con las palabras correctas: pene, testículos, vagina, vulva, pechos. Si respondemos con evasivas, vergüenza o enojo estamos cerrando las puertas para futuras preguntas. En la adolescencia buscarán respuestas entre sus pares o por Internet y no en la casa. Debemos sembrar la confianza suficiente en la familia para hablar de estos temas, ya que todo lo que venga de afuera será muy difícil de controlar y filtrar y muchas veces llegará información distorsionada e incorrecta. Si los padres no saben qué contestar pueden decir que van a buscar la información y luego la compartirán con sus hijos”, explica Andrea Gómez, psicóloga y sexóloga.

“En la primera infancia los padres son los referentes indiscutidos de los hijos, son espejos donde constantemente ellos se miran. Los adultos damos a los hijos mucha más información que la que suponemos con nuestras propia vida en pareja, con los comentarios que hacemos cuando vemos algo en televisión, con nuestros silencios. Lo que deberíamos hacer los padres es tender un puente afectivo con los hijos para favorecer el diálogo. Tarde o temprano de las cosas se van a enterar igual y no siempre de la mejor manera. En ese momento sería bueno que el niño pueda confrontar lo nuevo con lo que aprendió en casa, o que se sienta seguro y contenido al momento de poder preguntar algo que lo perturba”, agrega Blanco.

“El no hablar de sexo también es una manera de educar sexualmente, estamos enseñando que de eso no se habla”, asegura Lucía Katabián, vicepresidenta de la Sociedad Argentina de Ginecología Infanto Juvenil. Y dice algo que subrayan todos los especialistas: “Existe el mito que hablar sobre sexualidad incita al inicio de las relaciones sexuales. Lo que en realidad se ha demostrado a través de varios trabajos de investigación es que los adolescentes que más educación sexual tienen, más tarde se inician sexualmente y lo hacen con mayor cuidado y responsabilidad”.

“El inicio sexual prematuro y no cuidado se produce en aquellos jóvenes que menos educación han recibido y a los que se les ha obstaculizado el acceso a los métodos anticonceptivos”, dice Gómez.

 

Como siempre, y como en todo, a mayor información, mayor capacidad de decisión.

Vía: misexshoponline.com

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