78 muertos al descarrilar un tren en Santiago

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  • El tren, un Alvia que cubría la ruta entre Madrid y Ferrol, se salió de la vía minutos a las 20.41 horas en Angrois, a pocos metros del casco urbano

  • Los vagones del convoy han volcado en un curva considerada conflictiva

  • 130 personas han resultado heridas, alguna de extrema gravedad

  • Mariano Rajoy viajará a primera hora de hoy al lugar del siniestro

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Galicia amanece hoy de luto en su día grande tras fallecer ayer 78 personas y resultar heridas más de 140 – algunos de extrema gravedad- al descarrilar a pocos kilómetros de Santiago de Compostela el tren Alvia que como cada tarde-noche cubría la ruta entre Madrid y Ferrol. En el convoy, formado por ocho vagones y dos máquinas, viajaban 218 pasajeros y cuatro tripulantes. Adif ha abierto ya una investigación para esclarecer las causas del siniestro, el primero mortal en una vía de alta velocidad en España y el más grave en España en los últimos 40 años.

Las primeras hipótesis se centran en un exceso de velocidad del tren al paso por una curva cercana a la estación de Santiago, un lugar que, aseguraron algunos técnicos de Fomento en la inauguración de la obra, hace menos de dos años, era «difícil». Algunas fuentes aseguraban que el tren circulaba a 190 kilómetros por hora en una zona en la que la velocidad estaba limitada a 80. Uno de los conductores del tren, cuya versión puede ser clave para esclarecer si se circulaba por encima de la velocidad recomendada, ha resultado herido leve. Tras el accidente, deambulaba aturdido por la vía diciendo «descarrilé, qué le voy a hacer, qué voy a hacer». Se ha podido saber que el hombre mantuvo comunicaciones por radio en el que aseguró que iba a mucha mayor velocidad de la que indicaba la curva en la que se produjo el accidente.

Técnicos de Adif y Renfe se han desplazado al lugar del siniestro para colaborar en el rescate de las víctimas y reestablecer el tráfico lo más rápido posible. Durante toda la noche, un dispositivo integrado por unas doscientas personas, ayudadas de dos enormes grúas, ha logrado elevar dos de los vagones más afectados en el accidente -que iban en la cola del convoy-, y subirlos a una carretera ubicada a más de cinco metros de altura respecto de la vía, a donde fue a parar también en el accidente un tercer vagón. Una decena de bomberos han entrado en los vagones y han comprobado que no quedan más personas en su interior tras retirar los asientos y otros objetos del tren. La primera luz del día ha dejado al descubierto en la zona del accidente un paisaje de vías sobre las que quedan mantas, maletas y otros objetos personales que salieron despedidos.

Espera agónica

Mientras, en el edificio Cersia, que la Xunta ha habilitó para atender a los familiares, se prepara un listado para recabar los datos de posibles víctimas con el fin de facilitar las labores de identificación. Hasta allí han llegado a lo largo de la noche numerosos coches fúnebres y los equipos judiciales para confirmar las identificaciones que han hecho los equipos forenses y policiales. Una vez culminadas las autopsias, se informará a las familias de los fallecidos. Una veintena de personas integran el equipo de apoyo a las familias, entre psicólogos, médicos y voluntarios.

El descarrilamiento se produjo a las 20.41 horas justo antes de una curva situada en Angrois, una parroquia de la capital gallega que se encuentra a unos cuatro kilómetros de la estación ferroviaria de Santiago. La fuerza fue tal que, incluso, uno de los vagones salió despedido y tras remontar un talud de al menos cinco metros de altura, acabó en medio de la carretera.

El tremendo estruendo alertó rápidamente a los vecinos, algunos de los cuales accedieron rápidamente a las vías del tren para ayudar a los heridos. «¡Cuánta gente muerta hay aquí, dios mío!», clamaba una vecina de la zona a través de la Radio Galega. Y es que la imagen era terrible. Cuerpos esparcidos alrededor del tren, gente atrapada en los vagones… El amplio dispositivo de seguridad que estaba desplegado en Santiago por la celebración este jueves del Día de Galicia ayudó a que hubiese una respuesta ágil, de forma que las primeras dotaciones pudieron llegar en minutos a Angrois.

Ya sobre el terreno los operarios de emergencias empezaron a rescatar a las personas que habían quedado atrapadas entre los amasijos de hierro en que se convirtieron los vagones del tren mientras los bomberos se afanaban por apagar el fuego en otros. estigos explicaron que el convoy se partió en dos, y la máquina y los cuatro primeros vagones descarrilaron, otro intermedio voló sobre un terraplén hasta caer muy cerca de las viviendas, y el resto volcó.

«La escena es muy impactante»

Numerosas autoridades se trasladaron al lugar de la tragedia, como la ministra de Fomento, Ana Pastor; el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo; el conselleiro de Infraestructruras, Agustín Hernandez; el alcalde de Santiago, Angel Currás, y el secretario xeral del PSdeG, Pachi Vázquez, entre otros. «La escena es muy impactante. Cuando podamos identificar a los fallecidos, lo haremos», reconocía Núñez Feijóo. El trágico accidente ferroviario ha provocado la cancelación de los actos institucionales, políticos y religiosos previstos para este 25 de julio.

La Xunta hizo un llamamiento urgente a acudir al Centro de Transfusión de Galicia, ubicado en el Monte da Condesa en la capital gallega, o al Hospital Clínico, para donar sangre y así poder garantizar la reserva de sangre que permita hacer frente a las necesidades de los heridos. Los hospitales de la zona de Santiago de Compostela, tras el accidente, se encontraban tan repletos de gente que algunos heridos tuvieron que ser trasladados a centros médicos de Pontevedra.

Por su parte, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en permanente contacto con la ministro de Fomento, siguió «al minuto» los datos que se iban conociendo del accidente de tren y anunció que hoy visitará la zona. Don Juan Carlos, que también fue informado del sucesos, se puso en contacto telefónico con el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, y con la ministra de Fomento, Ana Pastor, para interesarse por la situación de los heridos.

 

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