Termina 2016, y si el balance es próspero o decadente lo dejo al criterio de cada lector o lectora. Muchos consideran los últimos días de Diciembre, la Navidad, un período para reflexionar sobre cómo han sido estos doce meses que se nos van y pensar en los propósitos del Año Nuevo, ya saben, esos que raramente se cumplen. Pero quería dedicar estas líneas a un fenómeno que viene cobrando fuerza en nuestra sociedad, y no sólo en los medios de comunicacíon, también en el mundo empresarial, de la música, el deporte, la política, casi en todos los ámbitos… Se trata de la moda de entregar premios y crear listas, ránkings y clasificaciones con los mejores y más destacados de cada casa. Menuda tontería.

Dirán que es un recurso socorrido, que se pueden escribir artículos y llenar páginas y programas de televisión, y que cada grupo está en su derecho de clasificar lo que quiera si así le parece ¡y faltaría más! Pero les propongo un ejercicio: Trasladen la moda de los «Top 10 del año» y «los mejores del año» a su vida personal. ¿Con cuál de las parejas que han tenido este año se quedan? ¿Y con cuál de sus padres? ¿Y qué hay de sus hijos, gana el mediano, el mayor o el pequeño? Visto desde esa óptica es un ejercicio absurdo. ¿Verdad?

Hagan otra cosa. Disfruten. Sólo eso. Cuando tengan a alguien delante no se paren a pensar en cómo está clasificado en su lista de gente, simplemente no tengan una lista de personas y dedíquense a hacerle la vida fácil a los demás, ya verán cómo a la larga todo tiene su recompensa. Desde La Referencia no vamos a clasificar individuos ni momentos, vamos a darle la máxima importancia a cada persona y a informarles con rigor de la mejor manera que sepamos cada día. 2017 presenta retos apasionantes para el Noroeste y si ustedes quieren, podrán seguir la actualidad con nosotros. ¡Feliz año, amigos!