Los Caballos del Vino de Caravaca de la Cruz

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No pudo definir con más acierto Pedro Ballester a los Caballos del Vino cuando describió al festejo como «unico, insólito y pasional», lo que se vivó ayer en Caravaca de la Cruz, dos de mayo, no puede vivirse en ningún otro lugar del planeta. La cultura caballista de la ciudad de la Cruz ha hecho evolucionar un festejo como ningún otro, un festejo que tiene como protagonista al caballo, y a los cuatro caballistas que corren con el la cuesta hacia la Basílica Santuario que se levanta sobre Caravaca, donde se guarda un trozo del Lignum Crucis que miles de peregrinos vienen a adorar cada año, esto guarda especial importancia, porque este año es, además, Año Jubilar.

Para un caballista la jornada comienza muy pronto, de madrugada, cuando todavía no ha salido el Sol, para dirigirse a la cuadra donde esté el caballo de su peña, y allí, vestirlo con el manto característico que llevará durante todo el día, dicho manto está compuesto de varias piezas que se van ajustando al cuerpo del caballo y se ha estado diseñando y bordando durante meses, cada una de estás obras de artesanía es original y representa motivos festeros, históricos y de la cultura de la ciudad. Si bien no hay normas, la mayoría de los mantos se bordan en seda y oro, y cada peña, especialmente si quiere ganar el concurso de Enjaezamiento, se encarga de cuidar hasta el más mínimo detalle para que el manto quede perfecto para el caballo.

Una vez vestido, los caballos y sus caballistas van a la cuidad, al Templete, para escuchar la misa que da comienzo al pasacalles por las calles de Caravaca, dicho pasacalles tiene un ambiente festivo donde los caballistas lucen al caballo mientras una banda de música o alguna charanga sigue a la peña en su recorrido, uno de los momentos favoritos de los festeros es la subida de la cuesta «de la Simona» que se considera como un entrenamiento para medir fuerzas de cara a la Carrera de los Caballos del Vino en la cuesta del Castillo.

La Carrera de los Caballos del Vino es el momento más esperado del año para cualquier caballista, por el que llevan entranando meses y que pasa en un suspiro, los mejores tiempos ya están entre siete y diez segundos, para subir a la Basílica, cuatro caballistas se agarran al manto del caballo, dos delante y dos detrás, y suben con la mayor rapidez posible mientras los miles de personas se que hay en la cuesta se apartan dejando paso al animal. Este año, el ganador de la Carrera ha sido el caballo Ansemil, de la peña Artesano, con un tiempo de 8,056 segundos, este ha sido, además el tercer año consecutivo que ganan la Carrera.

El concurso de Enjaezamiento premia a los mejores mantos de entre todos los Caballos, nó sólo en la belleza del diseño, sino también en la calidad de los materiales y en cómo lo luce el animal, para muchas peñas es el premio más deseado y la entrega del galardón marca el final del programa de cada dos de mayo, este año ha vuelto a ser para la peña Universo, como el año pasado.

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