Pautas psicológicas para sobre llevar la crisis del COVID

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Pandemic psychology and fear of contagion or psychological fears of disease or virus infections with 3D illustration elements.

Articulo de Isabel Fernández Psicóloga en Policlínica Cehegín

En los últimos meses los psicólogos hemos experimentado un repunte de consultas relacionadas con cómo gestionar la situación de la crisis sanitaria del Covid19. Sin embargo, desde un punto de vista psicológico nos tememos que no existe una varita mágica del bienestar, y por lo tanto, afirmar la existencia de pautas inequívocas que puedan ser efectivas para la totalidad de la población, sería engañar a la gente. Y es que se podría decir, que estamos todos en la misma tormenta, pero no disponemos del mismo paraguas. Cada uno de nosotros tiene una capacidad de afrontamiento, historia personal y de aprendizaje, bagaje de éxitos y fracasos, temperamento, educación y crianza distintas, así como que partimos de una situación socioeconómica y de salud mental distintas. Esto es, no, no todos somos igual de vulnerables ni nos va a afectar de igual modo.

Sin embargo, algo de vital importancia para prevenir consecuencias de esta crisis en nuestra salud mental y nuestra vida es aprender a distinguir cuándo nuestras reacciones son normales y cuando quizás estemos hablando del desarrollo de un problema psicológico.

Para ello, podríamos comenzar poniendo atención al miedo. Aunque se experimente como desagradable, el miedo es una emoción natural que actúa como alarma para indicarnos una amenaza que puede poner en riesgo nuestro bienestar físico o mental. Por tanto, sentir miedo ante una enfermedad nueva y desconocida, ser confinado o las repercusiones en la economía, es totalmente humano y normal. Entonces ¿Cuándo podría considerarse que el miedo ha dejado de ser normal para convertirse en un problema? Pues bien, cuando experimentamos miedo o síntomas relacionados con la ansiedad, la mayor parte del día, todos los días, y además eso nos interfiere en aquello que desearíamos realizar: Si sensaciones como la dificultad para respirar, opresión en el pecho, palpitaciones, nerviosismo, inquietud, falta de aire o sensación de mareo o irrealidad se instauran en nosotros y nos impiden salir a la calle o relacionarnos en esta nueva normalidad. También podemos prestar atención a nuestras funciones biológicas básicas: Si nuestro apetito se altera, nos cuesta conciliar el sueño, tenemos despertares durante la noche o nos levantamos excesivamente cansados.

Por otra parte, una experiencia de crisis anteriores como la financiera de 2008, nos hizo aprender que nuestra sociedad está sobremedicada, normalizando el uso de psicofármacos para reacciones que se consideran normales cuando las circunstancias se ponen feas. Así, si nos sorprendemos recurriendo a ansiolíticos y antidepresivos como única forma de sobrellevar el malestar, debemos prestar más atención a nuestra salud mental.

En cuanto a la parte cognitiva del miedo, la preocupación, también puede ser una excepcional alarma para indicarnos que algo no va bien en nuestra mente. Si nos sorprendemos a nosotros mismos anticipando lo peor, sin poder parar de “dar vueltas a la cabeza”, con dificultad para concentrarnos o tomar decisiones, y sintiendo una especial desmotivación, apatía o desilusión que nos está llevando progresivamente a perder actividades que antes nos gratificaban, así como alterando nuestras relaciones sociales, podemos considerar que hemos entrado en un punto en que deberíamos pasar por el taller de nuestro psicólogo.

  • Isabel M Fernández Pérez
  • Psicóloga Sanitaria MU3712
  • Atención psicológica presencial y online en Policlínica Cehegín
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