¿Cómo consigo la motivación que perdí en el confinamiento?

0
1401

En el artículo de la pasada semana si bien hablábamos sobre la importancia de tener orientada nuestra vida de acuerdo con nuestros valores vitales para mantener nuestra Salud Mental, también mencionamos que cuando las circunstancias se ponen complicadas es humano y normal que algunos monstruos como la desmotivación lleguen para atraparnos.

En relación a ello, tradicionalmente veníamos acostumbrados a pensar que para hacer algo, primero teníamos que tener motivación para ello. Sin embargo, debemos partir de que la motivación no es algo que aparece de repente, sino algo que más bien se crea. Esto es, cuando estamos motivados para algo, posiblemente hayamos hecho algo que ha aumentado progresivamente nuestra motivación. Espera, espera. Detengámonos un momento, ¿Qué es el hacer cosas lo que me motiva a hacer cosas?

Seguro que te ha ocurrido alguna vez antes de la crisis sanitaria. Algún amigo o amiga te ha propuesto salir a cenar un día de estos en los que tu estado de ánimo no ha estado en su mejor momento, no paras de darle vueltas a ese problema sin solución aparente, y no tienes ganas ni de mirarte al espejo. Pero sales por compromiso. Por no decirle otra vez que no. Y te distraes, rompes con ese estado de apatía y desmotivación que te pegaba al sofá, y vuelves a casa pensando que tu problema quizás no sea para dedicarle todos tus pensamientos. Digamos que la salida de esa noche ha roto con tu emocionalidad negativa y te ha proporcionado motivación y energía.

Del mismo modo, si tienes el hábito de practicar algún deporte o ir al gimnasio regularmente, serás todo un especialista en esto de lo que hablamos. Seguro que algunos días te encuentras a ti mismo dentro del debate sobre si ir o no ir: “Es que hoy estoy muy cansado”, “Me da mucha pereza ponerme las deportivas” versus “pero es que acudir es bueno para mí”, “seguro que cuando empiece a calentar me encuentro mucho mejor”. Y ahí está la clave, porque el pensamiento a la salida va más por el estilo de: “¿Y pensar que hoy no quería venir, con lo bien que me encuentro ahora?”. Pues eso, que está claro, si queremos motivarnos a hacer cosas, tenemos que comenzar haciendo cosas. ¿Y cómo mantenemos esa motivación?

Bien, algo a lo que debemos prestar atención es a la forma en que nos planteamos nuestros objetivos. Lo primero de todo, es que esos objetivos deben ser propios. Como hablábamos la semana pasada, en consonancia a mis valores. No tiene ningún sentido que emprenda una actividad porque me he comparado con otros que la llevan a cabo: Si no me gusta el running, ahí no es. En segundo lugar, deben ser alcanzables, medibles y concretos. Uno de los errores más comunes que cometemos a la hora de plantearnos objetivos es tener expectativas demasiado elevadas, que cuando no se cumplen, nos producen sentimiento de fracaso y nos arrastran de vuelta a la desmotivación y apatía. Por ello, es mejor comenzar por dar pequeños pasos teniendo en cuenta los obstáculos del día a día. Esto es, siguiendo con nuestro ejemplo de hacer deporte, no es lo mismo plantearse pasar del sedentarismo a correr 10 Km diarios, que plantearse que el miércoles y el jueves voy a aprovechar esa media hora de descanso en el trabajo para caminar rápido. Este último caso es alcanzable, medible y concreto. Además, debemos ser flexibles evitando caer en el pensamiento todo o nada. Es decir, en lugar de frustrarnos y abandonar si un día no cumplimos con lo planteado, retomar al día siguiente, porque cada paso suma en nuestro camino.

Y tú, ¿cuándo empiezas?

  • Isabel M Fernández Pérez
  • Psicóloga Sanitaria MU3712
  • Atención psicológica presencial y online en Policlínica Cehegín
  • WEB GOOGLE: https://xn--isabelpsicologa-ipb.com/
  • REDES SOCIALES: FACEBOOK E INSGRAM: @isabelfpsicologia
Isabel Psicologa
Isabel Psicologa

Comments