«Voy a intentar explicar las cosas de la mejor forma posible. Son las 16,50 de la tarde, el termómetro marca 42grados, así comienza un aviso de covid19:
Nos ponemos un traje de aislamiento de plástico que te cubre de la cabeza a los pies, doble guante doble mascarilla FFP2 y quirúrgica, más o menos unos 10 minutos a 42 grados. Posteriormente unos tres cuartos de hora con el traje puesto mientras que recogemos al paciente y lo metemos en el vehículo , traslado al hospital entre 15 y 20 minutos dependiendo de la distancia todo esto con el traje puesto, ingreso en el hospital por supuesto en la zona de aislados otra media hora.
Terminamos???? NO, proceso de desvestido con hipoclorito y desinfección de la ambulancia entre 30 y 40 minutos.
Después de todo esto nuestro cuerpo termina encharcado, el calor es insoportable, y el olor a lejía asqueroso.
Está secuencia se repite varias veces durante una guardia de 24 horas.
Mientras tanto las terrazas atestadas, bares llenos, centros comerciales hasta arriba, botellones nocturnos en los parques y un sinfín de etcéteras.
No vamos a escarmentar nunca, siento cansancio y tristeza, pero también rabia e impotencia y otro sin fin de cosas más que se me vienen a la cabeza. Luego con echarle la culpa a los de arriba estamos todos salvados.
Algunos hemos perdido familia y amigos en este viaje y estamos rebosando.
Los compañeros están exhaustos física y mentalmente y no dan para más.
NADA, PERDONARME QUE OS MOLESTE SEGUIR CON LO VUESTRO!!»
